El mito de Aracne.

En la cima del monte Olimpo, el más alto de Grecia, reinaban los dioses entre los que estaba Atenea, protectora de la sabiduría y de todas las artes, incluidas las domésticas.

En aquel tiempo vivía en Lidia una muchacha de nombre Arakne, habilísima bordadora.

Sus labores eran espléndidas y todo el mundo la admiraba.

-Esta muchacha tiene las manos de oro...

-Mirad que armonía de colores...

-Son obras maestras dignas de un artista...

Los elogios enorgullecieron a Arakne, que empezó a alardear de ello.

-¡Si desafiara a la diosa Atenea, yo ganaría!

Las cotillas ninfas del bosque repitieron sus palabras a la diosa que, enfurecida aceptó el desafío.

Llegó el día del reto.

Atenea bordó con afán, pero al acabar, se dio cuenta de que la tela de Arakne era más bella que la suya.

Enfadada por la derrota, la diosa rasgó la tela de su rival en mil pedazos.

Después transformó a la muchacha en una araña.

Así que aún hoy, cuando se ve a una araña tejiendo su tela...se piensa en la desafortunada Arakne, tejedora infeliz, ¡condenada por ser más hábil que una diosa!